miércoles, 7 de marzo de 2012

Capítulo 2:Desastre.

 Todavía tenía tres minutos, para salir ilesa de ese edificio. El andamio, había empezado ceder y el techo con él. Vio como se le caería encima una columna y un segundo después de apartarse de su trayectoria, la columna calló. Evitando de este modo todos los baches se abrió paso hasta lo que quedaba de una ventana. Pero la visión del cuarto vampiro, aquel al que Alison y su grupo esperaba, aplastado por uno de los pilares del edificio la detuvo en su huida, y sin pensarlo salió en su rescate.

 Sabía que un golpe como ese no podría matarlo , pero el alba estaba cerca y era posible que quedase inconsciente hasta que los rayos del sol terminaran lo que había empezado el pilar.

 Bajó corriendo por lo que, no hacia mucho, habrían pasado por unas escaleras. Evitando a  duras penas los trozos de tejado que impactaban contra el suelo, descendió hasta la última planta.

 Entonces lo vio al mismo tiempo que reparaba en su presencia, y Caroline no pudo más que admitir que las visiones no le hacían justicia, pues era más alto de lo que habría imaginado. Además el sedoso cabello negro, contrastaba con el brillante dorado de sus ojos haciéndolo verdaderamente irresistible y su cuerpo solo conseguía mejorar el efecto.

 Dio dos pasos hacia la izquierda y eludió un trozo de escalera con una escalofriante precisión que dejó atónito al vampiro. Siguiendo un impulso lo agarró de la mano y tiró de él, aún a sabiendas de que jamás podría utilizar la suficiente fuerza para moverlo.

 Pero para su sorpresa, él se movió con ella y de inmediato abrió la boca para protestar, pero lo interrumpió el sonido del pilar al caer justo a su lado.

 La miró desconcertado con un montón de interrogantes en la mirada y cubrió su mano con la suya dándole a entender que le dejaría guiarlo hasta la salida. Y así lo hizo, aunque no le resulto fácil dado que él parecía un imán para los pedrusco que caían por todas partes a su al rededor.

 Salieron de la casa diez segundos antes de que esta se derrumbara, y Caroline luchaba por ralentizar su respiración, además de hacer un pésimo esfuerzo por controlar las emociones acumuladas hasta el momento.

 -¿Quién eres?- le oyó preguntar al vampiro y la resonancia de su voz la puso en alerta.

 -No te importa- respondió tratando de que su voz sonase firme, pues no había olvidado la clase de poder que encerraba ese vampiro en especial y sabía perfectamente lo peligroso que era.

 -En realidad, sí. No acostumbro a dejar con vida a ningún ser que me toque sin pedir permiso, y yo ni tan siquiera sé tu nombre.

 _Caroline... mi nombre es Caroline- susurró de inmediato pues estaba segura de que él no dudaría en matarla.

 El miedo la abordó dando rienda suelta a las emociones que había tratado de controlar y provocando el desenfreno de sus poderes que congelaron el brazo del vampiro. El hielo rodeaba su brazo, desde la mano hasta el hombro, inmovilizando por completo esa extremidad de su cuerpo. Lo que fue un gran error, pues él aun no le había soltado la mano y había quedado atrapada entre el hielo. Para su desgracia, no se encontraba en  condiciones de deshacer lo que había hecho. De forma frenética trató de desasirse del hielo , sin éxito, y cuando lo vio sonreír se irritó inevitablemente.

 -Perdona rubita, pero la mejor forma de huir de un depredador nunca es atarse a él- dijo apenas conteniendo la risa.

 Caroline entrecerró los ojos y pronto comprobó que la indignación y furia, solo intensifica la dureza del hielo, cosa que no podía permitir. Se frustró y empezó a odiar su poder de crear agua en cualquiera de sus tres estados, la verdad es que nunca había sido capaz de controlarlo del todo pero esto era el colmo. Sus dos poderes solo le traían problemas. Tras su arranque de ira, el hielo había penetrado en la piel del vampiro y ahora le rodeaba el hueso.

 -Tranquilízate.- gruño y unas marcas de tensión aparecieron reflejadas en su cara. Lo que no hizo más que empeorar la situación pues para su desgracia su imaginación no tenía prejuicios a la hora de mostrarle las múltiples y diversas formas que ese vampiro podría encontrar como idóneas a la hora de vengarse. Jamás había deseado nada tanto como ahora deseaba poder librarse de su prisión de hielo.

 Él pareció entender su agitación, la agarró por la cintura y la acercó más a él, provocando que el corazón de Caroline dejase de latir por un instante. La cabeza le daba vueltas y él hizo lo único que Caroline nunca habría sido capaz de prever o imaginar... la besó.

 El beso fue tan intenso que despertó cada parte del cuerpo de Caroline y mientras ella se entregaba a las sensaciones que se beso le provocaba fue vagamente consciente de que el hielo estallaba dejándolos libres a ambos, sin embargo, ella ya no podía pensar en nada que no fuese lo que sentía en ese momento.

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