martes, 22 de diciembre de 2015

#NaviBlogger: El Regalo Perfecto

El aire frío se abría paso a través de su abrigo y un escalofrío recorría su cuerpo. Frente a ella se encontraba la primera tarea que debía tachar de su orden del día. Era curioso que la intimidase un adolescente ciego. Pero el reciente ex capitán del equipo de rugby, la inquietaba. Quizá fuese la inmensa diferencia de estatura y corpulencia, o quizá el exceso de hormonas gracias a su ya no tan reciente embarazo. Tal vez simplemente le dolía porque ese era el principio del fin. Se acercó a él y aclaró su garganta para avisarle de su presencia.

-¿Quién anda ahí?

-Evan, soy yo Linette.

-¡Oh que sorpresa! No te esperaba ¿Qué haces aquí?- preguntó contento de escuchar a su amiga de la infancia.

-No he venido de visita.

Evan frunció el ceño.

-¿Y a qué vienes? Porque si has venido a decirme que la deje marchar, ya puedes irte a tu casa. No quiero que pierdas el tiempo.- dijo de pronto elevando la voz, y apretando los puños con violencia.

-Evan- trató de hacerlo entrar en razón con la voz rota y los ojos empañados en lágrimas. Odiaba verlo así, y las hormonas no estaban jugando a su favor- ¡Por favor! ¿Por qué la atas así? ¿Por qué la llenas de culpa por lo que te pasó? Si sabes que ella no te quiere, ya no.

-¡CALLATE! ¡CALLATE!- le gritó mientras tiraba todo lo que había sobre la encimera en la que se apoyaba. La desesperación brilla en el rostro de su amigo, y las lágrimas corrían por el suyo propio, al tiempo que los adornos de porcelana se rompían contra el suelo-. Tú no eres nadie para decirme eso. Tú vas detrás de Troy, sabiendo que él sigue enamorado de su ex novia muerta. Makeila. La única mujer que ha podido llegar al corazón del implacable Troy MacGregor. Todo el mundo lo sabe, y tú eres la única que no quiere verlo. Tú aguantas que no te quiera, y soportas todos los desprecios que él te hace sin querer, o sin poder evitarlo ¿Qué diferencia hay?

-La diferencia es que Owen está vivo y los dos... y todos saben, que él es el hombre que ella ama. Está contigo por...

-¡NO LO DIGAS!-vociferó con la voz rota dejándose caer la cabeza sobre las manos. Lloraba. Con una angustia fatídica que apuñalaba su pecho y lo destrozaba- No lo digas- suplicó en un susurro.

Linette se llevó las manos a la cabeza, tratando de coger aire para serenarse. Le ardía la cara, así que estaba segura de que se había puesto roja de la angustia, y le escocían los ojos. Se revolvió los mechones del castaño flequillo y soltó el aire contenido, mientras posaba una mano sobre el hombro de su amigo.

-Déjala ir-. Rogó con otro susurro-. Yo más que nadie sé lo difícil que es, tú lo has dicho. Pero yo me he decidido. Voy a hacer lo que tengo que hacer, y te invito a hacerlo conmigo. Como despedida-. Añadió con la voz quebrada.

-¿Despedida? ¿Qué quieres decir? - preguntó dándose la vuelta y agarrándola por la mano, con la mala suerte chocar contra una silla, y que esta se cayese al suelo, sobresaltándola.- Perdón-. Dijo al notar lo agitada que estaba su amiga.

-Me voy. Este es mi regalo de Navidad para Troy. Su libertad. El mejor regalo que hay ¿No crees? Libertad.

-No ¿A dónde vas a ir? ¿Qué va a pasar con la loca de tu madre? ¿Y Judith? ¿Has pensado en ella?

-Sí, claro que sí, por eso estoy aquí.-Dijo enjaguándose las lágrimas.

-Porque el mejor regalo es la libertad.- Repitió él sintiéndose abatido y volvió a apoyarse en la encimera-. No puedo, yo no soy tan fuerte. Ella es...

-No es lo único que tienes, y si que eres fuerte. Eres inmensamente fuerte.- le animó enmarcando su cara entre sus pequeñas y delicadas manos-. Eres el chico que le pegó al matón que me tiraba de las coletas. Eres mi héroe ¿Te acuerdas?

Él esbozó una sonrisa mientras apoyaba la cabeza sobre su frente.

-¿Por qué?

-No quiero seguir siendo una sombra detrás de un fantasma. No más.

-Te voy a echar de menos, Linette. Tienes órdenes estrictas de venir a visitarme.

-Claro que sí- una risita nerviosa escapó de sus labios.-. Sé que harás lo correcto.

-Los héroes siempre lo hacen ¿No?

Después de una breve conversación, se despidió de Evans. Este había sido el objetivo más difícil de tachar de su lista. Su regalo para Judith, su mejor amiga, la otra mitad de Owen Fisher, nuevo escolta del equipo de baloncesto. Ellos tenían que tener un final feliz. Al menos así alguien tenía que tenerlo. Se marchó para seguir con su cometido.

Como tantas otras veces se coló dentro de la habitación de Troy, que como sabía estaba vacía. Su olor y los recuerdos la embriagaron como el más dulce de los licores. Deseó quedarse allí por siempre, tal y como le ocurría cada vez que estaba a su lado, pero aquello tenía que acabar.

De su muñeca desabrochó, el primer y único regalo que le había hecho Troy, el día de su cumpleaños. Una bonita pulsera de plata, que hasta entonces nunca se había separado de ella. El único objeto que la unía a él, y que ya no vería nunca más. De todas formas, siempre tendría algo suyo, algo de los dos. Un hijo que nunca conocería a su padre.

No sabía si estaba haciendo las cosas bien, pero en su cabeza no había más opción que esa. Todo lo que era diferente se le antojaba terrorífico y la alteraba hasta el punto de hacerla vomitar. No había nada que quisiera más que alejarse de todo ese drama, y tampoco había nada que le hiciese más daño. Dejó la pulsera de plata y salió de allí agitada, huyendo.

Demasiadas emociones en un día, para una embaraza. Cuando llegó a su casa, tuvo que ducharse para relajarse, antes de recoger sus cosas.

Antes de salir, tachó de su lista la última de sus tareas. Dejó una carta sobre la cómoda de su madre. Una despedida, nada trágica. Ya se imaginaba a su madre dando saltitos de alegría. Ya no tendría que "ocultar" el libre flujo de sus amantes, que lastimosamente solían arruinarle los desayunos. Un obstáculo menos en la vida de pecados que llevaba su madre desde el divorcio. Sin duda, para ella sería un buen regalo saber que se iba con su padre a la capital. Esperaba que se sintiese afortunada,
había sido lo suficiente generosa con ella como para dejarle una carta. Desde luego no se la merecía.

En el taxi que la llevó a estación de trenes le envió un mensaje a su amiga Judith, porque sabía que aunque la felicidad llamase a su puerta sería capaz de rechazarla por la culpa que sentía. "Estas Navidades ya sé lo quiero de regalo: Quiero que dejes la culpa a un lado y vuelvas con Owen. Quiero mi regalo pronto o publicaré tu diario en mi blog :P" . Era una vana amenaza que solían intercambiarse, desde hacia tanto tiempo que ya ni se acordaba.

El tiempo se le hizo eterno, las horas corrían despacio. Había llegado a la estación mucho antes de lo que pensaba. Pero le venía bien estar sentada en ese frío banco sola, bajo el amparo de la estación y el confort que le ofrecía su ipod. Las despedidas se habían acabado y pronto tendría que volver a empezar en otro lugar. Se acarició el vientre, estaba embarazada de 4 meses, y ella se notaba tan plana como el año en que ganó el concurso de Miss Bikini en la playa de Prive. Por eso le había costado tanto creerlo, pero las analíticas no mentían. Estaba un poco preocupada por ello.

A su lado se sentó una señora y le tiró la mochila que tenía apoyada a su lado, pero cuando fue a recogerla una mano masculina la sostenía para ella. Abrió mucho los ojos sorprendida al ver a Troy. Alto, rubio y con esos ojos oscuros que la arrastraban atrayéndola hacia él. Se encontraba allí frente a ella tendiéndole su mochila. Con cuidado se quitó uno de los auriculares, mientras en su ipod  se reproducía la canción Love Me Like You Do.

-¿Qu-Qué haces tú aquí?- preguntó mientras agarraba una de las asas de su mochila.

-No, ¿Qué haces tú aquí?

-Yo...voy a coger un tren.

Él soltó mochila, y se pasó una mano airado por el cabello rubio, revolviéndoselo todo casi por completo, mientras ella seguía tratando de recuperarse de la impresión. Se agachó frente a Linette, tal y como hacía en los partidos de rugby cuando quería explicarles algo a sus compañeros. Señal inequívoca de que estaba nervioso.

-A ver, si esto es culpa mía...

-Sí, es culpa tuya, claro que es culpa tuya-. Linette se odio a sí misma por aquel exabrupto, lo había dicho sin pensarlo. Sin tan si quiera poder evitarlo.

En cuanto reunió valor para volver a mirar a Troy, la expresión de este pasó de la sorpresa a la determinación, y la agarró por los brazos levantándola, parecía enfadado. La asustó.

-Pues si es culpa mía, entonces quédate.- le gritó-. Quédate, porque te quiero. Porque no quiero imaginarme ni un solo día sin ti, y sin nuestro hijo.

Linette se quedó pálida entre sus brazos. Ni en sus más alocadas fantasías, había conseguido imaginarse a Troy diciéndole que la quería. Lo había intentado, pero nunca conseguía que pareciera real en su mente. Y ahí estaba él, dándole un giro de 360º grados a su mundo. No supo qué decir.

-Perdón- le dijo él soltándola de pronto y posándola en el suelo con delicadeza-. No te puedes ir sin tu regalo-. Añadió sacando de su bolsillo una pequeña cajita negra.

Con torpeza Linette se las arregló para abrirla, y dentro encontró un anillo a juego con la pulsera que ella le había devuelto. También encontró una pequeña notita, en la que ponía: Siempre serás tú, elígeme. 

Troy la miraba expectante, probablemente ni él sabía que podía hacer algo tan romántico. Sin pensarlo dos veces le besó, mientras lloraba. Lloraba de alegría, quizás se había equivocado al decirle a Evans que el mejor regalo era la libertad, el mejor regalo era sentirse amada de esa manera, y esperaba que su amigo pronto pudiese alcanzar esa felicidad.

-Hay un problema.- Murmuró entre besos mientras a su alrededor comenzaba a nevar.-Yo no te he comprado regalo.

Angie

Este es mi relato para la segunda edición de #NaviBlogger, cuyo objetivo era buscar el mejor regalo para dar. Espero que os guste. Aquí os dejo el link con la lista del resto de participantes.

5 comentarios:

  1. Me estaba gustando bastante la trama, me parecía interesante la madurez de estos personajes que parecen tan jóvenes, sobre todo de la protagonista, con su decisión de dejar libres y amarse a sus amigos y marcharse tranquila a vivir otra cosa, pero la vuelta de tuerca del final no me ha convencido. Está bien, y es un regalo maravilloso por parte de Troy que sin duda hace feliz a la Linette, pero quizás por lo típico o quizás porque prefiero finales más agridulces (o más agrios directamente xD), no me ha convencido. Por supuesto, para gustos los colores ^^
    La narración está estupenda, y aunque al principio haya un poco de confusión con los nombres y las relaciones que hay entre los personajes, pronto conduces bien al lector para que lo comprenda.
    En fin, me alegra ver alguna historia de amor ^^ Voy a seguir leyendo a ver si hay más.
    ¡Un abrazo!

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    1. Que benévola has sido conmigo. El final parece sacado de un anuncio de desigual ;( Es horrible, pero no se me ocurrió nada más Y.Y La navidad no es mi tema :(

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  2. Me ha gustado bastante aunque al final estaba expectante de que apareciese su amigo, el del principio, Evans, y cuando he leído que era Troy me he decepcionado un poco aunque me ha parecido tan bonito que me ha gustado. Creo que has sabido transmitir un bonito mensaje con tu texto a través de la protagonista. Eso sí, ha habido algún momento que he sentido tristeza y me gusta que un texto cree emociones y no se pare solo en contar la historia. Felicidades y un fuerte abrazo,
    María

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  3. Mmm... Bien, como prometí aquí estoy y voy a ser sincera, aunque lo cierto es que no sé muy bien qué decir. Entiendo por qué estabas decepcionada, pero no porque sea malo, el relato no tiene nada de malo salvo que no es nada tú. Es decir, es una historia tierna, muy humana, quizá un poco liosa por la cantidad de personajes e historias entrelazadas pero nada más. La cuestión es que no he visto a mi Angie por ningún sitio y entiendo por qué no estabas contenta. El final no me ha gustado, al igual que María esperaba que fuese Evan y no Troy, y sobretodo de ser Troy no esperaba esa salida... Y la frase final me ha dejado descolocada. Pero ¿sabes qué? Esto lo salva que lo has escrito tú y eso lo hace mucho mejor de lo que habría sido en manos de otro. Prometí sinceridad y aquí la tienes: soy la fan número uno del estilo de Angellica L'Arc en Ciel, y como fan reconozco que esto no es de lo mejor que has escrito pero también que siempre tendrás mi voto a favor porque llevas años ganándote mi respeto como escritora.

    Un frío beso,

    Emily

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  4. Angellica, ya sabes que yo soy una loca de las historias románticas y donde la gente vomita arcoiris pero tampoco ha logrado convencerme. Me gusta pero no me gusta, creo que hasta la parte en la que va a la estación está bien y he soltado muchos oooh pero el final falla, eso sí, nos has sorprendido a todas (algo que está bastante bien) pero no creo que sea el adecuado (algo que sabes perfectamente jajaja). Por lo demás, está bastante bien porque a mí las historias tiernas donde hay arcoiris me encanta. También creo que ha afectado el que sea un relato, ya que estoy segura de que si fuera más largo sería maravilloso. Un abrazo enorme enorme

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