domingo, 19 de octubre de 2014

El vacío

-Le he dicho la verdad.

Abrahán sintió como se destruía su frágil, pero atesorado mundo bajo sus pies. Se había acabado todo. Ya no quedaba nada, por lo que luchar. Nadie había podido acabar con él hasta el momento. Muchos de los más grandes y fuertes  guerreros habían ido hasta su tierra natal para batirse en duelo con él. Ninguno había sido capaz de vencerlo. Pero esa pequeña mujer acaba de destruir su mundo. Lo había estropeado todo. Sintió entonces que le flaqueaban las fuerzas, y escuchó más que vio caer su espada. Poco después le siguieron sus rodillas, que probaron el sabor del frío suelo de baldosas negras. Todo había acabado.

La muchacha de endemoniados cabellos, color de la sangre, se arrodilló frente a él y colocó su boca junto a su oído. Entonces susurró apenas dos frases que fueron único el bálsamo que pudo dar sosiego a su corazón. Quiso reír de dicha e incredulidad. Incluso dar saltos de alegría. Sin embargo, ella se incorporó de nuevo y sin mirar a atrás siguió su camino.


Abrahán vio aquella dicha que él creía inagotable disminuida de pronto, y se preguntó que la llevaría a interceder por él. De alguna manera, su alegría se tiño de vacío, y más tarde en algún momento de la noche, ese vacío se convirtió tristeza.

Angie

2 comentarios:

  1. Muy bonito relato ^^
    No conocía tu blog, me quedaré por aquí ^^
    Un beso!!!

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    1. Muchas gracias, me alegra que te haya gustado. Ojala te gusten los demás ;D

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