miércoles, 8 de febrero de 2012

Tormento

 El penetrante dolor del hombro, estaba causando estragos en la determinación de Colin. Sentía la sangre huir de su cuerpo manchando la blanca camisa que se adhería a su piel provocando una fuerte sensación de escozor. Las gotas escarlata que caían a su paso resaltaban sobre la negra baldosa. A cada instante su velocidad se ralentizaba un poco más y su visión se nublaba. Exhalando un suspiro, trató de alcanzar el pomo de la puerta.

 Un grito llegó a sus oídos, sus sentidos se agudizaron e hizo que rápidamente se deslizara dentro de la habitación que se encontraba al otro lado de la puerta, con la certeza de que Jennifer se encontraba en peligro, y no se equivocaba.

 Confirmando sus temores halló a su pequeña esposa sobre la cama, con la ropa hecha jirones, pálida y con las mejillas encendidas, chillando y tratando de forma frenética apartarse de Mark, el hermano gemelo de Colín, quien ignorando sus súplicas la penetraba sin piedad.

 Una gran sacudida de ira hizo que Colin olvidara el dolor del hombro derecho. Más rápido de lo que se creía capaz de moverse, llegó junto a la cama, agarró a su gemelo por la nuca con la mano izquierda, y con una fuerza brutal, que jamás había utilizado derribó a Mark, y en el momento en que este impactó contra el suelo, comenzó a golpearle dejando salir su furia.

 Aunque aturdido Mark trató de defenderse en vano, dado que pronto perdió la conciencia. Colin, dominado por la rabia y el coraje, habría continuado hasta matarlo de no haber escuchado un gemido procedente de la cama, donde todavía se encontraba su mujer. Dejó caer el puño y se alejó del cuerpo inconsciente de Mark.

 Observó detenidamente el cuerpo de Jennifer en busca de heridas que necesitasen atención. Deseaba acercarse a ella y estrecharla entre sus brazos, pero no sabía si su contacto sería bien recibido, a fin de cuentas, su rostro era idéntico al de su agresor.

 Cogió aire y tomó conciencia del efecto que la pelea había producido sobre su herida, y aunque el dolor era muy intenso lo ignoró, mientras que esperaba a que se le pasara el efecto de la adrenalina.

 Su mirada quedó atrapada en los ojos verdes de Jennifer que reflejaban la intensidad del sufrimiento y el horror que había vivido. La tensión aumentó en su cuerpo y le envolvió el ferviente deseo de acabar con la vida de su hermano en ese momento, pero no lo hizo, se quedó inmóvil observando a su mujer, que tenía el pelo revuelto y parecía estar a punto de romper a llorar, su respiración agitada era lo único que se escuchaba en la repentina tranquilidad de la habitación.


Angie

   

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