Damon se recostó contra la pared y
se cruzó de brazos, necesitaba eliminar la energía que tenía demás y se sentía
inquieto. Por suerte no tuvo que esperar por mucho tiempo. Luca era rápido,
aunque estaba seguro de que Erín había notado su exceso de energía no deseada y
le había metido prisa al muchacho. Lo siguió por los corredores en silencio
hasta una sala bien equipada para un duro e intenso entrenamiento. Sin encender
la luz, pues no la necesitaba, se internó en ella y en cuanto comenzó con los
ejercicios se encontró como en casa, en apenas unos segundos volcó toda su
concentración en lo que hacía olvidándose de Luca por casi por
completo.
Llevaban
allí un par de horas y Damon se sentía frustrado seguía cometiendo errores
mínimos en sus ejercicios, pero él sabía que esos errores le podrían costar la
vida en una batalla. Bloquear el dolor de sus heridas con
sus artimañas psíquicas no había sido la mejor de sus ideas.
Tenía más fuerza de la debida y era más rápido de lo habitual, lo que no
indicaba nada bueno. Debía corregir esos errores y descargarse cuanto antes. En
su interior se reprochaba el haber esperado tanto tiempo para alimentarse y así
poder curarse. Sus instintos básicos de supervivencia había tenido tiempo de
sobra de sacar a relucir sus más primitivas habilidades y en alguien como él,
una cosa así nunca era buena señal.
Aproximadamente
una hora más tarde, después de haber castigado su cuerpo de forma indecible
había eliminado una parte considerable de esa energía y fue entonces cuando
escuchó cómo se abría y cerraba la puerta de la sala. Pensó que Luca
se había ido y decidió intensificar su ritmo de ejercicios. Con movimientos bruscos
y rápidos se acercó al otro extremo de la sala, creyendo podría ser un momento
oportuno para averiguar si su puntería también había sido afectada.
Por muy poco consiguió evitar impactar contra el cuerpo de Caroline, que se
dirigía con paso lento hacia la figura inmóvil de Luca, quien miraba
con pasmo una de las paredes del lugar. Damon frunció el ceño desconcertado y
su sopor no hizo nada más que aumentar cuando Caroline se colocó
junto a Luca para observar la misma pared.
Intrigado se
acercó a ellos, queriendo saber que misterio entrañaba esa pared. Pero su
desconcierto no hizo más que aumentar cuando se encontró con la figura de la
pequeña Cristal acurrucada contra aquella pared profundamente dormida. Él podía
verla con nitidez pero estaba seguro de Caroline no vería más que
un borrón donde debía estar el cuerpo de su hermana.
Vio como
suspiraba, probablemente por el cansancio, y acto seguido se agachaba junto a
su hermana. Con gesto rutinario se colocaba un mechón del flequillo de tras
de la oreja, antes de empezar a zarandear el diminuto cuerpo de Cristal.
-Cielo,
despierta- la instó Caroline.
A Damon la
escena le parecía surrealista no dejaba de preguntarse qué hacía
allí la pequeña oráculo, que no daba muestras de despertar.
-Luca
¿Puedes encender la luz, por favor?-preguntó la rubia harta de agitar a su
hermana.
Con
movimientos algo rígidos y tensos el muchacho se acercó al interruptor y
encendió la luz. La reacción de Cristal fue inmediata. Se retorció un poco,
abrió lentamente los ojos y puso las manos frente a su cara para protegerse de
la luz , dejando atónitos a ambos vampiros que no esperaban una reacción como
esa, y menos después de ser testigos de lo profundo que debía de ser su sueño.
-Cristal, no
puedes dormir aquí ¡Venga, arriba!- dijo con exasperación en la voz mientras se
levanta para quedar de pie frete a ella.
La pequeña
miró a su hermana con el ceño fruncido, casi parecía que no entendía
las palabras de Caroline, casi. Frente a Caroline surgió una esfera de fuego
del tamaño de un puño, que salió disparada hacia ella. Damon
reaccionó apartándola con rapidez de la trayectoria de la
esfera, que se apagó justo antes de colisionar contra la pared opuesta a esa.
Ambas
hermanas tenían los ojos abiertos como platos por la sorpresa. Se miraron entre
sí, todavía sin poder creer lo ocurrido y entonces Cristal rompió a reír a
carcajadas. La expresión de Caroline también sugería risa pero
estaba demasiado fascinada por ver como reía su hermana
pequeña, como para carcajearse con ella. Por su expresión supo que Cristal debía
reírse tan a menudo como él.
-¿De qué
se ríe?-Damon no pudo evitar realizar la pregunta.
Caroline se
mordió el labio inferior, intentando ocultar su sonrisa y se encogió de hombros,
mientras su mirada descendía hasta el brazo con el que él, continuaba agarrándola de la cintura, y sus ojos se encendieron con
secreta diversión. Damon y Luca se miraron sin comprender lo que ocurría.
Cristal
intentó de levantarse y Luca le ofreció su mano para ayudarla. La pequeña
aceptó su ayuda y en cuanto estuvo en pie se acercó a ellos todavía riendo. De
pronto agarró una de las manos de Caroline y alzó en alto para que él pudiera
observarla sin dificultad.
-Atiende-
dijo dirigiéndose a Damon en exclusivo y serenándose en el
acto.
En su mano
libre Cristal creó otra esfera de fuego, esta vez algo más pequeña, y la acercó
lentamente a la mano de su hermana. Damon se tensó, pero Caroline permanecía
entre sus brazos totalmente laxa, por lo que reprimió el impulso de volverla a
apartar del fuego, aunque no sin mucho esfuerzo.
Las llamas
rodearon la muñeca de Caroline la adrenalina subió por sus venas, pero contra
todo pronóstico las llamas no la quemaban. Al
contrario, parecían adherirse a ella con mimo, y poco después
descendieron en picado apagándose a escasos centímetros del suelo a
voluntad de Cristal, que sonreía todavía divertida.
-No puedo
lastimarla ni aunque quiera, somos hermanas. Pero ha sido muy gracioso ver como
tratabas de protegerla de mí.
Damon
frunció el entrecejo sintiéndose ridículo y soltó de inmediato a la
muchacha.
-¿Por qué
has venido a buscarme?- preguntó Cristal cambiando radicalmente de
tema.
Caroline
tuvo un momento de duda y dirigió una rápida mirada de soslayo a Luca, que no
había intervenido en la conversación. Llevó las manos a su espalda y cambió el
peso de un pie a otro antes de contestar.
-Vi como
Luca trataba de despertarte y... le quemabas.- tragó saliva antes de
enfrentarse a la inexpresiva mirada de su hermana- Tú, le quemabas.
Un cauto
silencio se internó en la habitación Damon miraba a Luca que lucía serio e
inmutable, como no lo había visto nunca. Este no quitaba la mirada de Cristal
quien parecía haberse vuelto de piedra.
-¿Viste cómo
le quemé?- preguntó sin ningún rastro de la alegría anterior en su voz.
-No, solo vi
las consecuencias.
Cristal
asintió suavemente.
-¿Por qué
estabas durmiendo aquí y no en la habitación que se te dio?- preguntó Luca
tratando de hacer más amena la tensión en el ambiente.
-Era una
habitación demasiado luminosa.- le contestó sin devolverle la mirada.
Caroline
esbozó una mueca escéptica que no pasó desapercibida para los dos varones.
-Una brizna
de luz habría sido demasiado luminosa para ti- murmuró frustrada por lo
que parecía una discusión antigua.
-Puede -
respondió Cristal encogiéndose de hombros.
Caroline
hizo rodar sus ojos y como si supiera que no ganaría nada entrándole al
trapo a su hermana, la agarró del brazo.
- Vayámonos anda,
dejémosles entrenar- resignada tiró de Cristal - ¿Has comido?
-No, no
tenía hambre.
- Vas a ir a
comer algo ahora mismo ¿Me oyes? Violeta te dijo que tenías que comer.
Esta vez la
que suspiró resignada fue Cristal.
-Está bien -
respondió escueta.
Juntas
comenzaron a cruzar la sala, pero al llegar al marco de la puerta Cristal se
paró en seco y miró a Luca por primera vez desde que Caroline le había dicho por qué
había ido en su busca.
-Lo siento
-susurró y en sus ojos se reflejó una profunda pena que los sorprendió a ambos.
La pequeña
abandonó la habitación segundos después, pero Luca continuó petrificado mirando
hacia el marco de la puerta unos cuantos minutos más.
Por su parte,
Damon le daba vueltas a lo que había ocurrido, mientras se preparaba para
ejercitar su puntería. No sabía que las hermanas no podían herirse entre sí.
Claro que hasta el momento nunca había oído hablar de oráculos con
hermanas. En su especie, solo uno de cada 10 bebés nacía mujer. Donde más nacían oráculos era entre las parejas
humanas, pero aun así nunca había oído hablar de oráculos que tuviesen hermanas. Algo le
decía que aún le quedaba mucho por aprender de ellas.
No es un capítulo muy trascendental, pero lo subí como compensación por la larga espera. Espero que os guste.
ResponderEliminarVaya, estos dos últimos capítulos han sido fascinantes. Primero, la caza de Damon ha sido impactante, se ve que no se anda con chiquitas. Por otro lado, me he muerto de amor cuando Cristal dormía en la sala de entrenamiento. ¿Acaso puede ser más adorable? *-*
ResponderEliminarEspero que sigas muy pronto :3
Emily.
Si Damon es así xDD y a demás estando como estaba aún es más brutito, el pobre. Por otro lado, no entiendo por qué es adorable que Cristal duerma en la sala de entrenamientos. Pero si te lo parece debe ser verdad jajaja lo intentaré.
Eliminar